sábado, 18 de febrero de 2012

Naturaleza me hacés bien.

Ver los cerros y las montañas plagadas de árboles extremadamente verdes, caminar 1.000 metros cuesta arriba junto con mi familia mientras me lleno de tierra las zapatillas y la ropa, llegar hasta una hermosa cascada escondida en el medio de la montaña donde el agua cae con todas sus fuerzas contra las piedras y es posible tomar el agua más pura que jamás probé.
Mirar al cielo y verlo bien celeste, sin ninguna nube, con el sol redondo y amarillo que casi me ciega de no ser porque tengo puestos los lentes negros y oler los árboles y yuyos, las flores, la transpiración de las demás personas que suben con nosotros para sentarse un rato a mojarse los pies en el agua, sentir el frío que produce estar justito justito abajo de la cascada.
Caminar, investigar,degustar el sabor de esa fruta roja y con semillitas chiquitas que conforman la tan rica  frambuesa o un helado de chocolate tan amargo que hace que cierre mis ojos frente a ese sabor.
Sentarme en una silla al borde de la pileta para tomar sol y sentir cómo un breve viento bien frío me hace tiritar y cubrirme con la toalla solo para que minutos más tarde me zambulla dentro de la pileta a nadar un rato, a disfrutar de unos ricos mates que me alcanza Padre mientras floto y floto en el agua.
Creo que tengo ganas de volverme a enamorar.

miércoles, 8 de febrero de 2012