domingo, 17 de noviembre de 2013

Lo que me hace feliz.

Pasar un domingo a la tarda sentada en el sillón de Playa Unión tomando mates con mis viejos y mi hermana mientras hablamos de pavadas o de cosas importantes,  comer con mi familia un asado hecho por papá o unas buenas pastas caseras producción de mi abuela Peti, hablar con mi abuela Cari sobre sus experiencias de vida o ir de shopping con mi tía o a tomar un café.
Caminar por la playa y escuchar el sonido del mar cuando me despierto en mi habitación de Playa Unión, mirar el cielo a través de la ventana de mi habitación, sentir el viento fresco en la cara.
Tomar una cerveza cualquier noche junto a mis amigos, reirme hasta llorar al escuchar anécdotas de ellos o hablar de sexo para compartir experiencias, ir al cine con mi mejor amiga y hacer comentarios durante toda la película, hablar por teléfono durante horas, coincidir en skype con mi amiga de Trelew, estar sentada en una mesa y mirar a mis amigos de los sábados mientras pienso "qué feliz que me hacen, qué buenos amigos que tengo".
Pasar un día sin hacer nada con mi hermana, que me acompañe a comprar ropa y me asesore con el vestuario, ir al supermercado, ordenar la casa con ella y ver contentas qué lindo que queda todo bien ordenada y limpio.
Leer mis libros preferidos una y otra vez antes de irme a dormir, disfrutar de mi cama de dos plazas para mi sola y acostarme a lo ancho sin preocuparme porque voy a patear o molestar a otra persona.
Ir a la facultad, preocuparme por las materias que curso y por mi grupo de amigos con quienes a veces vamos a tomar cerveza a la vuelta de la universidad y reir a carcajadas de las discusiones que surgen cuando grabamos un documental.
Ir al trabajo, esforzarme por hacer lo mejor posible todas las tareas que me asignan pero porque quiero que las cosas se hagan bien, estar contenta por poder aplicar lo que aprendí en cuatro años de carrera y lo que esto estoy estudiando ahora.
Caminar, ir al gimnasio, mirar una película en el sillón, hacer la tesis con mi compañera mientras ponemos música de fondo, ir al campito a visitar a los perros que otros han abandonado y recibir y dar muchos mimos de parte de ellos.

Eso me hace feliz, esas personas y esas actividades son algunas de las que me preocupan y me interesan, si hay algo que no pertenece a ese grupo realmente no me llama la atención y me importa muy poco lo que pase fuera de eso.
No es por ser egoísta sino porque aprendí, después de varios golpes, a no brindar mi tiempo y esfuerzo a personas que no me demuestran que les importo, a cosas que realmente no me suman, no me sirven, como una discusión sin sentido con alguien que realmente no es mi amigo, porque ya me preocupé  (y ocupé) mucho tiempo por gente que ni siquiera me consideraba o le importaba. Aprendí a distinguir a los verdaderos amigos de los que son solamente para hablar, pasarla bien y que quede todo ahí.
Entonces, ya ni me preocupo por cosas que no son importantes (para mí).




domingo, 3 de noviembre de 2013

No me decido.

Tengo muchas ganas de escribir sobre varias cosas pero no me decido por cuál: de cómo me va en la tesis, del documental de Katy Perry que estoy viendo exactamente a las 6.42 am después de una noche de baile y birra, de lo posesiva que me vuelvo con mis amigos  (hombres, aclaro), de mi amigo que me vino a ayudar cuando tuve que subir 2 sillones de un cuerpo y uno de 2 cuerpos por cuatro (si CUATRO) pisos, de mi chongo que no aparece, de cómo me siento feliz estando con amigos en cualquier bar mientras tomamos cervezas, de cómo me amigué con un amigo que hace mucho no veía, de las ganas que tengo de encontrar un compañero, un novio.
De las cosas que me duelen: mi compañera de trabajo histérica que me contesta muy mal, de las peleas con mi mamá, de las ganas que tengo de pasar las fiestas con mi familia pero no puedo por mi trabajo, del dolor que tengo en el dedo índice de la mano izquierda por ayudar a un amigo a sacar los restos del vidrio del auto porque le robaron el estereo y me corté, de las ganas de que reviente el mundo, de mandar a todo y todos a la mismísima mierda y que me dejen tranquila, de empezar de nuevo, de no sufrir.
Puedo escribir sobre nuchas cosas: del quilombo que es mi casa, de las amistades que siempre están dispuestas a ayudarme, de cómo estoy retomando mis clases en el gimnasio, mis horarios, de lo cansada que vuelvo del trabajo y de cursar, de la cachorrita que le regalamos a mamá, de las ganas de formar una familia pero siento que falta muchísimo tiempo, de lo ebria que estoy en este mismo momento, de las risas de mis amigos cuando ven que saco de mi cartera unas chatitas o /y ojotas para poder cambiarme los tacos de 109129 metros  y que no me duelan los pies, de mi abuela que está inmersa en su propio mundo y muchas veces no se acuerda que estoy en Buenos Aires y no voy a ir a tomar el té con ella, de lo feliz que soy pasando un tiempo con mi mejor amiga o tomando algo a la vuelta del bar de la Universidad con mis amigos de Comunicación, de la risa de Sofi cuando digo alguna pavada, de las miradas con Agustín (y que nos entendemos), del cariño que siento de las personas que me rodean, del pucho compartido, del sol asomando por la persiana del living, de la HzO que estoy tomando en este momento para aliviar la sed, de mis nuevos sillones, de lo mucho que ansío cumplir mis objetivos, de admitir que soy materialista y que realmente deseo tener un buen pasar en un futuro no muy lejano manteniéndome sola sin ayuda de mis viejos, de mi sueño de vivir en otro país para aprender el idioma y la cultura., de mi amigo que se niega a contarme qué le está pasando realmente, de ese profesor que me gusta hace dos años.
Tengo muchas ganas de escribir sobre muchas cosas pero no me decido por cuál.