domingo, 1 de noviembre de 2015

Yo quiero que hablemos para organizar de vernos...

El viernes el dentista me clavó una aguja, a mi parecer gigante, en el maxilar inferior del lado derecho para sacarme una de mis muelas de juicio.  Tuvo que poner esa agujita en cuatro puntos distintos del nervio "nomeacuerdoelnombre"porque, como ya se me había infectado, la anestesia iba  a tardar mucho más en hacer efecto.
El dentista me miró fijo y me explicó que iba a sentir un poco de presión, ruidos, pero nada de dolor. NADA DE DOLOR, Nos reímos cuando nos miramos a los ojos y se dio cuenta de cuán asustada estaba: "si tuviese una cámara ahora, te grabaría, no empecé y ya estás haciendo escándalo".
Es que es verdad, siempre fui reacia al dolor. Dolor del cuerpo, del alma, de cualquier cosa. Me da"más miedo" la idea del dolor que puedo llegar a sentir, que el dolor en sí mismo.
Entonces ahí estábamos, el dentista clavándome esa aguja gigante en mi encía y yo concentrada, mirando hacia afuera, escuchando la música de la radio AM.
Sentí presión, sentí ruidos. Tenía mitad del la lengua dormida, mitad del labio inferior derecho dormido y solo podía pensar "¿así se habrá sentido mi abuelo cuando le dio el ACV? ¿sería así cuando tenía la mitad del cuerpo dormido?".
El dentista me dijo que me haga buches, que ya terminó. Pero ¿ cómo? si pasaron 20 minutos desde que escuché esos sonidos de mi muela saliendo y el gusto de la sangre.Tan rápido todo, para mí fueron poquísimos minutos.
Me despedí, y después de todas las recomendaciones del dentista, subí al auto y me vine a casa.Miré una película tonta, esperé que mamá llegara del trabajo, ella tomó su té y me acosté a dormir.
Cuando desperté, la almohada y las sábanas estaban envueltas en sangre, un asco todo. Lo único bueno es que había soñado con él. Él, ese pibe de 22 que me hizo dar cuenta de mis ganas de volver a enamorarme, de volver a convivir, a preocuparme por otra persona que no sea yo, de querer...lo. Mi mandíbula me dolía como jamás me había dolido, me di una gran ducha y tomé un antibiótico especial para el dolor de muela.No pude comer nada en todo el día, excepto una mini taza de sopa de verduras.
Es sábado y todavía me duele todo lo del día anterior, me molesta, me pica, me sangra la encía.
Pero todo eso es nada comparado a su frase: "yo quiero que hablemos para organizar de vernos cuando podamos. Eso quiero. Y sacarnos las ganas. Quiero que cuando nos veamos, nos demos. Ahí hablamos de lo que quieras. Me voy a la pista, besis".
Dale, dentista, sacame las otras tres muelas, te aseguro que no me van a doler, que sangren, que se duerma toda mi cara, que se hinche, que siga sangrando cuando tenga los puntos y que manche todas las sábanas con esa mezcla inmunda entre baba y sangre.
Porque sé que ESO es nada comparado al dolor que me provocó ese mensaje.