jueves, 20 de diciembre de 2012

Conversación.

-Y bueno, entonces lo vi después de 4 años de no saber absolutamente nada de él
- Así, ¿de la nada, lo cruzaste?
- Sí, posta,
- ¡Y justo en ese momento!
-Sí, igual nada, él estaba con su novia, todo bien, feliz, si él es feliz, yo también, qué se yo, nadie puede pensar que encuentra a su alma gemela a los 12 años y esperar que sea cierto, pero... se me movió el piso, obvio.
-No, esto no puede ser, tenés una re historia de amor, posta!
-Jajajaja
-Sí, uds. tienen que terminar juntos, si pasaron por esas cosas, tienen que terminar juntos.
- No sé, somos diferentes ahora, cada uno hizo su camino, sus cosas
- No, vas a ver, van a terminar juntos, están destinados.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Y voy y vuelvo y voy, voy,voy.

Te das vuelta y tu espalda queda en frente a mi cara, me acerco un poco más y mi pierna izquierda envuelve las tuyas mientras la pierna derecha se posa sobre tu cadera y te envuelve para que, de ese modo, me pueda acurrucar un poco más.
Y entonces empiezo a contar los lunares de tu espalda, mi dedo marca 1,2,3,4 hasta llegar a 10. Tenés exactamente diez lunares o por lo menos los que pude contar esa mañana mientras dormías y ni te dabas cuenta aunque tal vez sí, tal vez te sentías cómodo mientras mis dedos recorrían desde tu nuca hasta la mitad de la espalda.
Respiro, respiro cerca de tu oído y escucho tu suspiro, suave casi imperceptible, y me doy cuenta que movés tus piernas para querer encerrar las mías, sin que pueda moverme ni un centímetro.
En algún momento me duermo, me relajo y cuando quiero darme cuenta estoy caminando por unas calles bien angostas, estoy en Praga, y de repente estoy frente a un lago mirando las montañas y la tranquilidad que tiene el agua,estoy en Macedonia, y vuelo,vuelo por ahí, por diferentes países, por diferentes lugares y hay risas, hay encuentros, hay abrazos.
Vuelvo, vuelvo y soy yo la que está dándote la espalda y te acercas hacia mí, siento cómo respiras cerca de mi oído y cómo me das un beso en la nuca cargado de ternura, de cariño.
Ahora duermo y no estoy en ningún lugar más que en mi cama, me concentro en esas cosquillitas que me hacen tus manos cuando me acarician el brazo, ese gesto que me hace bajar la guardia.
Y vuelo, vuelo, vuelo.