martes, 2 de diciembre de 2014

La burbuja


Vuelvo a la cama y ahí estás, acostado sobre tu lado izquierdo, los ojos cerrados, apenas roncando, relajado, envuelto en las sábanas, con las piernas ocupando casi todo el espacio libre.
Me acurruco a tu lado, te doy un beso en el hombro derecho,toco tu pelo, despacito, para no despertarte, y me doy vuelta sobre mi lado derecho, no me gusta que me veas dormir porque es demasiado íntimo.
Siento tu calor en la nuca, tu voz en mi oído "caro, ¿estás llorando?" , te contesto que no, me das un beso en el cuello y, pasados unos minutos, vuelvo a escuchar tu respiración tranquila. Cuatro malditas lágrimas se me escapan, me enrollo sobre mi cuerpo y duermo.
Veo al monstruo del Lago Ness, me estoy perdiendo en un mar abierto teniendo como única compañía al gomón en donde estoy sentada, no puedo volver, grito con todas mis fuerzas para que alguien me escuche pero nadie viene, estoy sola y viene el monstruo y de repente es un lago y después el mar, las olas, el gomón que se aleja conmigo encima y,y,y...
Me acaricias la espalda, recorrés con tus dedos mi columna vertebral, de arriba hacia abajo, de arriba hacia abajo, hasta que me doy vuelta y nos miramos.
Me hablás y yo me río a carcajadas, me besás y soy egoista. Me alegra que el día esté feo, que haga frío, llueva y esté todo gris, de ese modo no vas a trabajar y podemos estar más tiempo juntos.
Mientras te miro recuerdo la noche anterior cuanto te pregunté, mientras me desvestía, porqué no te desnudabas como lo estaba haciendo yo, y me contestaste "porque estoy esperando a que vos lo hagas". Sonrío. Con la boca, con los ojos, con el alma.
Y ya no me importa si mi vecino está o no en su balcón, si te quedas o me voy, ya es tarde, te vuelvo a besar, muerdo bien suave tu oreja y volvemos a formar nuestra burbuja.

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