viernes, 10 de agosto de 2012

Él, el músico. (III)

Cuando ella sentía que la cama se convertía en una fría soledad y el músico desaparecía por días, entonces ella buscaba abrazos momentáneos en brazos de otro, en besos de otro.
Y después él volvía a aparecer y todo volvía a ser como siempre: apagar cigarrillos en la ventana, dormir juntos y perderse en las frazadas de esa cama inmensa.


"y, sin embargo, un rato, cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera,te cambiaría por cualquiera."
Y sin embargo, Joaquín Sabina.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Suba la calefacción que hace frío :P

Caro dijo...

Jajajaj, qué gracioso que es Ud che :p