martes, 24 de junio de 2014

Sábados.

Es sábado a la noche, la gente alrededor ríe y las pintas circulan por todas las mesas. Miro alrededor y ahí están: ellos.
Ellos, dispuestos a darme un abrazo cuando lo necesito y cuando no (bah, siempre me agradan sus abrazos), me escuchan, me joden, se ríen conmigo y de mí, demuestran que me quieren y me escuchan.
Ellos, los que comparten todas mis aventuras, los que me dan sus consejos, con quienes de vez en cuando me embriago un poquito, me miman, jamás me juzgan y me dejan ser.
Ellos, mi grupo de los sábados.
Y de los domingos, lunes, martes, miércoles, jueves y viernes y para la vida entera.


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