martes, 10 de abril de 2012

No me importó nada.

No me importó tu nombre ni tu apellido, ni qué hacés o dejás de hacer, de dónde venis y hacia dónde vas, cuál es tu comida favorita o tu color preferido, si te gusta tal o cual género musical, si tocás o no un instrumento musical.
Me importó que tomás cerveza, que fumás, que tenés un look canchero, tu espalda amplia, la forma de mirarme, la manera de besarme, de abrazarme por la cintura, de acorralarme contra la pared para que no pueda escapar, tu risa.

"En la palestra de desconocidos, 
buscó a su lado el calor y simulando mojarle el oído
le besó el cuello y le dijo: me gustas tanto   quisiera aprenderme tu nombre"

(Babasónicos, Risa)
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