martes, 20 de marzo de 2012

Pensamiento.

Al lado de la cama hay unas valijas olvidadas, un placard de puertas blancas y unas cajas ordenadas en forma de torre de babel arriba de un acolchado que está limpio de la tintorería.
A la izquierda hay dos ventanas: una que funciona como puerta hacia el balcón y la otra "normal", decoradas con cortinas blancas, suaves, puras.
Un almohadón tirado por alguna esquina, una bolsa con remeras y otra con zapatos, una lámpara de lava colorada y una bolsa con dos regalos al lado de un banquito que funciona como apoya-libros.
La única iluminación en la habitación es el reloj digital marcando las 2.30 am emitiendo música lenta y la voz de un locutor demasiado despierto para mi gusto.
Pruebo dar vueltas, correrme hacia la izquierda y después a la derecha, envolverme en las sábanas o dejarme libre, abrazar la almohada con un brazo o con el otro, ponerme boca abajo o colocarme en el medio de la cama de plaza y media.
Finalmente,cansada de tratar de encontrar una posición para dormir, me quedo boca arriba y miro hacia el techo como buscando alguna respuesta.
Abrazo mis dos peluches pero segundos después los dejo a un costado y pienso en su boca, sus ojos, su forma de mover las manos, cómo estaba vestido ese día o el otro, la curiosidad de saber cómo es su pelo.
Me duermo con una sonrisa.

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