sábado, 7 de julio de 2012

Él, el músico (II).

Ella y él tenían una relación que no muchos entendían, bah las amigas de ella  no entendían: ¿cómo podía ser que se vieran una vez a las quinientas, pasaran una noche juntos y después cada uno seguía con su vida sin rendirle cuentas al otro pero a la vez eran una especie de "amigos" ? ¿cómo podía ser que ella no le recriminara lo que él hacía (o lo que las amigas de ella pensaban que hacia) ni él a ella?.
Ellos tenían una relación que sólo ellos entendían y eso era suficiente.
Ella no necesitaba más y él, tampoco. Estaban cómodos de esa forma, con esa dinámica: simple, sin celos de por medio, sin compromisos, sin amor, sólo con un poquito de cariño, mucho respeto y honestidad.
Mientras ella fumaba un pucho sentada en la cama, mirando hacia afuera y escuchando música, recordaba la primera vez que compartieron juntos una noche.
Fue un sábado donde se conocieron por amistades en común, hablaron y conectaron. Ella nunca había dormido con un hombre que conociera ese mismo día, él fue distinto Le habló de sus sueños, sus deseos, su música, su anhelo de morir tocando su música, su "quiero ser libre" "No me importa tener o no auto". La compró.
Y mientras ella pensaba en su sonrisa (tan perfecta), en su tono de voz (que la seducía, por ser tan calma, tan tranquila, tan profunda), en la forma de besarla y acariciarla, se dio cuenta que ella...ella había encontrado SU excepción. Había encontrado a alguien que no iba con el patrón de hombres que elegía (o la elegían).
Había encontrado alguien a quien admirar, alguien que la hizo pensar, que la despertó del letargo que mantenía desde que había roto la relación con su ex novio.
Ella volvía a sentirse bien y eso era la clave de la relación con él, con el músico.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Que relación más sana. Cómoda, divertida. Libre, sin compromisos pesados, de esos que la gente acostumbra a tener en las relaciones serias. Así si.